Hoy abandonamos Villegas, para dirigirnos al Canal de Castilla. Desayunamos y volvemos a la rutina de empaquetar nuestro equipaje en las alforjas. Preparamos nuevamente las bicis y cuando Paco acaba de ordenar y cerrar todas las dependencias de la casa, abandonamos Villegas.
La mañana es soleada, pero fresquita, arrancamos un poco perezosos y nos dirigimos a Villamorón, con su preciosa Iglesia de Santiago Apóstol (XIII).
Desde aquí por pistas y carreteras con escaso tráfico nos dirigimos a Melgar de Fernamental, donde paramos a recuperar fuerzas. Después nos dirigimos a buscar el canal de Castilla, 4 km después por la N-120 lo encontramos.
Iniciamos el recorrido de forma tranquila, pero a medida que avanzamos, va aumentando la intensidad del aire de cara y de costado, que en ocasiones nos mueve la bici. Al principio el recorrido es agradable por las vistas que proporciona el propio canal
Continuamos avanzando cada vez más cansados de enfrentarnos al aire de cara y a estar siguiendo un camino de piedras incómodo de pedalear, pasando por la cercanía de Las Cabañas de Castilla
Aunque viendo las fotos el recorrido parece agradable, la monotonía del paisaje y el aire en contra va desanimándonos, marcándonos como objetivo Frómista para descansar.
Tras 28 km de Canal, llegamos a las proximidades de Frómista y abandonamos momentáneamente el Canal para entrar en el pueblo y reponer fuerzas enfrente de la Iglesia de San Martín (XI)
Reanudamos la marcha hacia Monzón de Campos donde hemos reservado habitación. Tras 12 km más de pedaleo por el canal, a la altura de Amusco, lo abandonamos para acortar camino hasta Monzón. Tras 8 km más en paralelo al río Uceza llegamos a Monzón. Se nos han hecho eternos y llegamos bastante cansados física y mentalmente.
Nos alojamos en el Hostal rural La Concordia, por lo menos el hostal merece la pena, así como el trato de su dueña, Tras ducharnos e instalarnos nos damos un paseo por el pueblo para buscar un bar donde los merengues, Jesús y yo, podamos ver el "maravilloso" partido que realizará el Madrid contra el Brujas en la Champions, y aguantar las puyitas de Paco, culé hasta la médula.
Volvemos a cenar al restaurante la Concordia, situado enfrente del hostal y propiedad de un hermano de la dueña del hostal. Cena exquisita, aunque con un precio cercano al que podemos encontrar en Barcelona y no en un pueblo de Castilla.
Durante la cena tomamos la decisión de seguir mañana hasta Palencia y luego volver a Barcelona, solo Paco quiere seguir hasta Valladolid, los demás estamos cansados del Canal y no nos aporta nada seguir hasta Valladolid.
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