viernes, 12 de mayo de 2023

Epilogo

7 de junio. Vuelta a casa

Nos levantamos a las 6 de la mañana y salimos hacia San Juan Despí. Hoy sin pedalear, sentaditos en el coche. Realizamos el viaje sin incidencias, conducen Gabriel y Francesc, y yo hago de copiloto, Ocasionalmente todos hacemos nuestras siestecitas. Realizamos varias paradas, incluido el desayuno en Corgo y la comida en San Esteban de Gormaz.

Finalmente a las 20.30 horas llegamos a casa. Última foto del grupo en este viaje

Ha sido un viaje excepcional con unos compañeros inmejorables.

Al llegar a casa me imagino que algo especial me espera, como cada año


 
Y así es. Consigo recibir la medalla con emoción controlada. Gracias a Mayte, Blanca y Álvaro, por el recibimiento, por permitir que haya vuelto a dejarlos durante 15 días para realizar este viaje, y sobre todo por estar siempre ahí, y porque sin ellos este Camino y el de la vida no tendría sentido. Mi Camino siempre es su Camino.

Cuando escribo este epílogo han pasado ya tres días desde que llegué, me he reincorporado al trabajo y a la vida "normal". Aunque se que nuestros seguidores han estado esperando el final, necesitaba "desconectar" del Camino para ser consciente de lo que habíamos hecho.

Ha sido un Camino duro, posiblemente el más duro para mí, por las distancias diarias, porque seguramente no estaba en el nivel de forma que tenía que estar, por las altas temperaturas la primera semana, porque el paisaje, para mi hasta llegar a Cáceres ha sido bastante desilusionante. 

He tenido tres crisis importantes, la primera el primer día por la tarde, con una pájara monumental y ascenso al Calvario de Almadén de la Plata, que me dejó frito. La segunda con el episodio de gastroenteritis el día uno de mayo, que me hizo valorar seriamente el volver a casa. Entendí claramente cuando los ciclistas profesionales abandonan por este motivo. Y finalmente el más duro a nivel emocional, cuando el jueves 5 de mayo recibí una llamada en medio del monte, cerca de Cea, diciéndome que mi padre estaba ingresado en el Hospital, sin diagnostico ni pronóstico. Decidí seguir pedaleando hasta que supiese la situación real. La incertidumbre se prolongó hasta media tarde, finalmente mejoró y a las 72 h. estaba en casa.

En todos estos momentos tuve el apoyo de mis compañeros de viaje, el día de la pájara esperándome y dándome comida, y sobre todo animándome a seguir. El día que tenía gastroenteritis Francesc me acompaño durante 15 km por carretera, durante dos horas, a un ritmo penoso con plato pequeño y piñón grande en rampas del 4%. Continuamente animándome, igual que Ciscu y Gabriel, cuando comiendo les dije que si seguía así, al día siguiente me volvía para casa, insistiendo y animándome a no tomar ninguna decisión precipitada. 

Han sido 15 días de convivencia con tres personas que solo conocía de coincidir en el club ciclista, 15 días sin ninguna bronca, con muchas risas, sintiéndonos, por lo menos por mi parte, como un equipo al 100%. En este camino con mucha diferencia, lo mejor ha sido compartirlo con ellos, con: 

  • Gabriel con su frío en cuanto bajaba un poco la temperatura, su análisis previo de cada etapa  marcándonos los puntos críticos, su talibanismo para seguir fielmente el Camino, hasta que la orografía de Galicia le hizo desistir para poder cumplir las etapas, sus soflamas republicanas mientras íbamos en bici, que nos hacía partirnos de risa, sobre todo con la coronación del rey de Inglaterra, sus "cabreos" porque en la mayoría de pueblos el Camino trascurre por calles en contra dirección  
  • Francesc, con su estoicidad en la bici, intentando convencernos de que saliéramos antes por las mañanas para  evitar el calor, o seguir por carretera cuando el Camino se complicaba, no lo consiguió, sus Seven Up o Sprites en todas las paradas mientras nosotros alternábamos cocacolas  y cervezas.
  • Ciscu, todo orden, sus alforjas ordenadas impecablemente cuando llegábamos y cuando nos  íbamos. La escena, durante el último pinchazo de Francesc, quitándose el chubasquero y doblándolo impecablemente, colocándolo en la bolsa y luego perfectamente, en medio de la  montaña y rodeado de vacas fue genial, Gabriel y yo nos partíamos mientras Francesc cambiaba  la rueda, sus inevitables paradas cada dos horas para comer, siempre previsor guardando un trozo de bocadillo en la alforja por si no encontrábamos donde parar, y sobre todo sus maravillosas serenatas....
  • En mi caso, supongo que tuvieron que soportar mi manía de tener siempre el agua fría y pedir cubitos en todas las paradas para tener el agua fresca, mi pájara monumental el primer día, la escapada del tercer día por las llanuras de Badajoz, que hizo que me quedara con el mote de Cancelara, y ser el culpable de "engañarlos" para realizar esta aventura.

A los tres gracias por compartir estos días conmigo, solo por la compañía ya ha sido un GRAN CAMINO. Todos los que nos habéis seguido gracias por el apoyo. No es broma, lo hemos notado y saber que esperabais nuestras fotos y las crónicas nos animaba. En cada parada mirábamos los móviles para ver vuestros mensajes y comentarlos entre nosotros. Este también ha sido vuestro Camino

Este Camino va dedicado especialmente a mi compañera Isabel, esperemos que si hace falta, supongo que no, Santiago ayude. Un beso Isabel.

Y como siempre dedicación especial para mi hermana Silvia, y mis cuñados Loren y Nuria, animándome todos los días, y sobre todo para Mayte, Blanca y Álvaro.

Ya pienso en el siguiente

Buen Camino 

jueves, 11 de mayo de 2023

Etapa 14. Silleda - Santiago de Compostela

Ultima etapa, 6 de mayo. 41 km. 750 m de desnivel. Parece que Santiago nunca llega

Tras la buena cena de ayer, desayunamos en el hotel donde hemos dormido y nos disponemos a salir. Hace fresquito y está lloviendo. Francesc decide que empezará por carretera, los demás decidimos intentar hacer la última etapa íntegramente por el Camino



La primera mitad de la etapa hasta llegar al puente del río Ulla es principalmente descendente, y aunque al inicio orvalla, como se dice por estas tierras, avanzamos rápidamente.






Cerca de Dornelas, nos encontramos con Francesc, que nos espera para acompañarnos. Ahora seguimos los cuatro juntos. La verdad es que las ganas de llegar hace que hagamos pocas fotos.






Llegamos a la bajada al puente del río Ulloa, es una bajada por carretera local asfaltada, mojada por la lluvia reciente y con gravilla. Bajamos con cuidado, yo bajo el último, ya que hemos parado antes de iniciarla. 

A mitad del descenso en una curva cerrada a la izquierda, me encuentro a Francesc en el lado derecho de la carretera, sentado en el suelo, al lado de un peregrino. Al llegar a su lado me confirma que se ha caído. Aún conmocionado por el golpe, le pregunto si tiene algún dolor importante y le cuesta responderme. Unos metros más abajo, antes de la siguiente curva han parado Ciscu y Gabriel, que están empezando a subir, ya que se han dado cuenta de la caída de Francesc. Poco a poco se recupera y me comenta que se ha golpeado el pecho y la cara, parece que en el tórax tiene una contusión pero respira con normalidad y le miro el mentón, y tiene una herida que precisará suturar. Sigue conmocionado y permanece sentado en el suelo. Me comenta que el peregrino que está con nosotros  se había caído delante de él en la misma curva. 

Cuando se recupera, Francesc nos dice que unos metros antes de la curva la bici se le ha empezado a mover sin saber porque, ya que no iba rápido. Cuando Gabriel revisa la bici ve que la rueda posterior está pinchada. Posiblemente esta es la causa de la caída. En ese momento llegan dos peregrinos españoles con los que habíamos estado hablando, y nos ofrecen su ayuda. Nos dan esparadrapo que utilizo, tras lavar la herida, para taparla hasta que lleguemos a Santiago.

Mientras parchamos la rueda en la misma cuerva, otro peregrino que bajaba se cae en el mismo sitio, afortunadamente sin hacerse daño.


Continuamos el descenso sin más incidencias hasta el puente del río Ulla.


En A Ponte Ulla paramos a comer un bocata, y aprovechamos para buscar alojamiento y alquilar el coche de vuelta. El alojamiento nos cuesta un poco y la dueña, encantadora, nos ayuda buscando alojamiento por booking. Al final solucionamos los dos problemas


Francesc nos dice que el irá por carretera, para encontrarnos a la entrada de Santiago. Los siguientes 6 km son de subida, para salir de la vega del río con algunas rampas durísimas, como siempre por estos lares. A continuación viene una largo tramo de subidas y bajadas que nos machaca bastante, hasta llegar a Piñeiro



A partir de aquí empieza un tramo, hasta llegar a Santiago, en el que predomina el perfil ascendente, y llegamos al mojón de 10 km. 


Los últimos km son un continuo sube y baja con rampas del 10 y hasta 18 %. Estamos a 3 km. y no vemos Santiago, es muy machacante. Gabriel va jurando en hebreo y preparando la retahíla de recriminaciones que le va a hacer al Santo por tener este Camino. Tras un subidón importante llegamos a Angrois, la famosa curva del AVE, donde nos espera Franscesc.




Todos juntos nos dirigimos a Santiago, faltan 1.5 km y aun no vemos las torres. Tras otra dura subida, por fin aparecen


Finalmente llegamos a Santiago y a la Plaza do Obradoiro.














¡¡POR FIN!!. Ha sido un duro Camino, como siempre emocionante cuando llegas. Evidentemente nos abrazamos y nos felicitamos por haberlo conseguido, cada uno con sus sensaciones personales. En mi caso el recuerdo es a  Mayte, Álvaro y Blanca, a mis padres, con 87 y 88 años, con sus achaques, sobre todo mi padre- Dos días antes me avisaron mientras pedaleaba cerca de Cea, de que estaba ingresado en el hospital con una neumonía. Afortunadamente ya está en casa. También me acuerdo de mi hermana Silvia y de mis cuñados Nuria y Loren, apoyándome todos estos días. Nos acordamos también de las 40 personas que nos han acompañado en el Grupo de Whatsapp Camino 23, y de todas las que nos acompañado en nuestros grupos de amigos, en mi caso mi grupo Vells Amics.

Francesc quiere ir rápido al hospital para que le curen la herida y porque el dolor torácico le ha aumentado. Dejamos las bicis a cargo de Gabriel y Ciscu y nos vamos al Hospital Clínico. Mientras lo visitan y le suturan la herida, nuestros compañeros comen y visitan a Santiago.








Tras la cura volvemos a la Plaza del Obradoiro, sellamos la Credencial y obtenemos la Compostela. En la misma calle depositamos las bicis para que nos las retornen a Barcelona. Después de 14 días sobre ellas y empujándolas, nos despedimos de nuestras compañeras, no sin cierta alegría, mañana no hay que pedalear.

Vamos al hotel, nos duchamos y Francesc y yo vamos en taxi al aeropuerto para recoger el coche que nos servirá para volver a Barcelona. Al llegar, problema, mi carnet de conducir está caducado y no puedo conducir el coche. Al final lo arreglamos poniendo a Francesc y Gabriel como conductores. Volvemos al hotel y recogemos a nuestros compañeros para volver al centro de Santiago.

Damos un paseo, realizamos compras y nos tomamos un pincho de tortilla antes de cenar, disfrutamos de Santiago, por fin...


Cenamos con pulpo, chuleta de vaca de la tierra y postres, todo regado con un vino del pais.





Tras la cena nuevo paseo por Santiago y nos tomamos unas copas, antes de ir a ver a Las Marías, a petición de Ciscu. La estatuas de Las Marías está en el parque de la Alameda y es un homenaje a dos hermanas que desde los años 50 hasta los 70 se paseaban a las dos de la tarde por el casco viejo de Santiago, supermaquilladas y con colores extremos en la ropa. Eran hijas de un zapatero republicano, encerrado veinte años por la dictadura franquista. Ellas sobrevivieron en la pobreza con la ayuda discreta de los vecinos y de esta forman parece que manifestaban su oposición al régimen y ligaban con los estudiantes que a las dos iban a comer a casa.






Tras este paseo, volvemos al hotel, mañana madrugamos para volver a casa. A qui termina mi quinto Camino a Santiago. Mañana vuelta a Casa y epílogo