Bueno, hoy Juan Carlos ha tenido que dejarnos para volver a Barcelona. Hace casi 30 años que nos conocemos, en ese tiempo hemos compartido muchos momentos profesionales y personales, vacaciones, bodas, nacimiento de nuestros hijos, alguna pérdida irreparable, nuestro desarrollo profesional. Siempre he sabido que estaba allí para apoyarme, solo nos faltaba compartir algo tan especial como un Camino a Santiago, y ya lo hemos hecho. Por tu increíble apoyo y ayuda en este Camino, pero sobre todo por estos 30 años, GRACIAS JUANCA, y gracias a María Jesús por "dejarte" venir. Cuando escribo la crónica se que ya has llegado a Barcelona sin problemas, un abrazo.
Nos hemos alojado en el hotel La Llastra, excepcional. Hemos salido a las 9.45h, con tranquilidad, mañana soleada, pero fresquita.
El recorrido transcurre con normalidad hasta las proximidades de la iglesia de San Pedro, donde encontramos un sendero embarrado, y debemos ascender por un prado, entre vacas, con barro, y es que por ahí pasa El Camino.
Seguimos por caminos y pistas asfaltadas bastante cómodas hacia Ribadesella.
Continuamos por pistas asfaltadas, o no, en otros casos con barro y llegamos a Ribadesella. El Camino nos permite hacer un recorrido turístico por ella.
Con algún que otro repechón llegamos a Vega
Nos acercamos ahora a la costa para llegar a Berbes, antes debemos ascender por un sendero costero totalmente embarrado que superamos con paciencia
Poco después el Camino se desvía de la carretera por una rampa en duro ascenso hacia la costa. Nos surge la duda, seguirlo o no. Al final solución salomónica, Quim y Jordi optan por la carretera, y yo por el camino. Asciendo la dura rampa, y después de un descenso abrupto llego a la playa de Monis
A partir de aquí el recorrido es ciclable en prácticamente el 100 %, hay que saltar alguna portilla para el ganado, algún tramo embarrado, pero las vistas valen la pena.
En éste tramo sufro un amago de desllantado, obviamente por mi culpa, ya que llevaba la rueda posterior baja de aire y pensaba hincharla al parar a comer. La inflo y problema solucionado.
Cerca de El Barrigón enlazo con Quim y Jordi, que hace un rato que esperan. Su recorrido por carretera ha transcurrido sin incidencias aunque al inicio la subida se les ha hecho un poco pesada.
Hemos decidido parar a comer y lo hacemos en el Hotel La Isla: ensalada de tomate y arroz caldoso de marisco para los tres. Arroz espectacular. Cometemos el error de no pensar que estamos en Asturias, y que las raciones son asturianas.
Había arroz para seis, y evidentemente, después de repetir, aún ha sobrado casi la mitad.
Hemos reiniciado la marcha como hemos podido, a ritmo tranquilo hemos pasado por Colunga. Tras cruzar la autopista iniciamos una larga y dura subida a La Llera, son casi 4.5 km al 10 - 11 %, además con el estómago a tope. Tras varios descansos conseguimos llegar. Iniciamos ahora un largo descenso a Villaviciosa, casi todo por caminos, que por su inclinación, el barro y las piedras, en varios tramos, exigen toda nuestra atención.
Antes de llegar a Villaviciosa, aún encontraremos un par de duras rampas al 15 y 17 %. Entramos en el pueblo, lavamos las bicis y localizamos el Hotel El Conventin, que ya nos había reservado Juan Carlos, y donde ha dejado nuestro equipaje.
Laura, la recepcionista, nos informa de la localización de una lavandería, y de la posibilidad de contratar con Correos el transporte de las alforjas. Contactamos con ellos y tras reservar el próximo hotel, contratamos el traslado de las alforjas
Realizamos la colada, mientras nos tomamos una caña, y como no, nos recordamos de Juan Carlos. Dejamos la ropa en el hotel y cenamos en un restaurante cercano. Cena correcta y abundante.
Tras la cena, llamada a casa, crónica y a dormir.
Había arroz para seis, y evidentemente, después de repetir, aún ha sobrado casi la mitad.
Hemos reiniciado la marcha como hemos podido, a ritmo tranquilo hemos pasado por Colunga. Tras cruzar la autopista iniciamos una larga y dura subida a La Llera, son casi 4.5 km al 10 - 11 %, además con el estómago a tope. Tras varios descansos conseguimos llegar. Iniciamos ahora un largo descenso a Villaviciosa, casi todo por caminos, que por su inclinación, el barro y las piedras, en varios tramos, exigen toda nuestra atención.
Antes de llegar a Villaviciosa, aún encontraremos un par de duras rampas al 15 y 17 %. Entramos en el pueblo, lavamos las bicis y localizamos el Hotel El Conventin, que ya nos había reservado Juan Carlos, y donde ha dejado nuestro equipaje.
Laura, la recepcionista, nos informa de la localización de una lavandería, y de la posibilidad de contratar con Correos el transporte de las alforjas. Contactamos con ellos y tras reservar el próximo hotel, contratamos el traslado de las alforjas
Realizamos la colada, mientras nos tomamos una caña, y como no, nos recordamos de Juan Carlos. Dejamos la ropa en el hotel y cenamos en un restaurante cercano. Cena correcta y abundante.
Tras la cena, llamada a casa, crónica y a dormir.
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